Monday, February 26, 2007

Es terrible lo que se siente. Es terrible preguntarse una y otra vez si esta es la vida y la ciudad que nos merecemos.
 
Es espantoso no poder caminar, sentarse en una plaza, en un café al aire libre, ir al cine sin sentirse acechado, perseguido. Sin tener la sensación de que en cualquier descuido un arma blanca o negra, te apuntará y te convertirá en un número más que abultará las estadísticas policiales. 

Es triste sentirse extraño en donde se vino a la vida y no tener vida, tener que decir ¡Maldita ciudad!. Sentirse víctima todo el tiempo. Somos prisioneros dentro de este valle parásito de la hermosura y majestuosidad del Ávila al que tampoco podemos disfrutar a plenitud porque siempre, siempre estamos llenos de miedo. 

El hampa es mayoría. Ésa es quien manda. Esa fuerza sedienta de sangre e implacable es quien nos convierte a diario en héroes, en aventureros, en valientes nautas de la incertidumbre, del terror. Y que cuando por fin llegamos a casa nos hace decir: Hoy no me tocó a mi. ¡Gracias a Dios!. 

Jorge Quintero García (sobreviviente)