EL TERROR A ESCUCHARNOS
Monday, May 31, 2010 at 9:38am
Enemigos de los oídos, todo lo ocupamos con sonidos. Cualquier artefacto y los más ingeniosos artilugios nacen condenados a sonar, zumbar, pitar, chillar, cantar, vibrar, gritar o nos llegan cargados con los más invasivos y diversos ruidos. Jusficando una necesidad convertimos la noble intención en una necedad.
El teléfono celular y el equipo de audio incluyendo los portátiles, son los campeones del acoso. Se han convertido en virus enloquecidos que se propagan inmisericordes contaminando todos los ambientes, incluso aquellos lugares donde el sentido común obliga a guardar silencio. Da vergüenza ver a los artistas suplicando apagar los celulares en sus conciertos. Los automóviles son más costosos si el estereofónico es de última generación.
Pretendiendo acallar al mar, la playa es sitio predilecto para que nos desmadren la cadena de huesecillos. Los restaurantes creen que nos harán comer y a consumir más obligándonos a escuchar la música predilecta del encargado, generalmente la más desgraciada.
Me sorprende ver en una fotografía a alguien quien logró escalar una de las montañas más altas del planeta conectado a unos audífonos, perdiéndose el sonido de la bienvenida que le daba la tierra. Parece una demostración de que no sólo no queremos escuchar a la naturaleza ni a nuestros semejantes: No queremos oirnos el alma porque tal vez odiamos escucharnos a nosotros mismos.
Jorge Quintero
