A veces siento que me estoy perdiendo de algo
de una fiesta, de una repartición de tesoros.
Los veo tan alegres y no se qué celebran.
Me están diciendo que ahora sí, que es el momento, su momento, nuestro momento.
Sin embargo, sigo viendo la misma tristeza en demasiados rostros
y me pregunto quién será el equivocado, porque ellos también creen ser parte del cuento.
Es como si estuvieran leyéndose en una nueva historia y ellos fueran héroes y protagonistas.
No quiero ser aguafiestas, pero no quisiera verles la cara, cuando despierten porque la resaca
será insoportable
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