Saturday, December 09, 2006

Pasó lo que tenía que pasar.
Ganó el señor de la voz de trueno, el agresor.
Ganó el señor que se cree el Señor, el predestinado.
El que todo lo sabe, el que todo lo controla,
el que se ha hecho con los símbolos de un país para su propia causa.
El que que acusa a los demás de lo que hizo él en el pasado,
el que quiere cambiar la constitución,
el que se ha inventado una democracia a su imágen y semejanza.
Ganó el señor que ha sacado de siete millones de seres lo que realmente somos y nunca quisimos reconocerlo.
Sin embargo, nos queda nuestro espacio.
El espacio que nos hemos ganado con el esfuerzo de tratar de ser nosotros mismos sin que nos digan de que color debemos ser y para dónde debemos ir.
Que no haya espacio para la tristeza donde nos quieren arrinconar
porque algún día,
pasará lo tiene que pasar.

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